Muchos podrían alarmarse al ver a alguien durmiendo sobre un cartel publicitario, con la cabeza flotando o pegada a la pared, colgado de un cable o boca abajo en un canal de agua.
Pues justamente esa es la intención del trabajo del innovador artista Mark Jenkins, de 41 años, con las obras y esculturas que exhibe de manera itinerante por diferentes ciudades del mundo.
Jenkins empezó su carrera cuando tiró un maniquí en un contenedor de basura en Río de Janeiro, y llamó la atención de los niños de la calle.
"Quiero que la gente se cuestione qué es real y qué no lo es", concluyó.




